Un género fotográfico: el paisaje.

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Reynisfjara, Islandia © Alberto Honing

Como todo neonato aficionado a la fotografía que balbucea con su primera cámara de fotos, en un intento de acercarse a la palabra, esto es, a la fotografía, van pasando muchas etapas.
Queda lejos aquel primer revelado nefasto donde todas las fotos salieron oscuras, casi negras. Aquel primer proceso alquímico donde aparece tu hermana revelada en una cubeta y que quedará en la memoria para siempre. 

Entonces te sientes con ganas de probar todo, de experimentar. Llegas a tocar todos los géneros clásicos de la fotografía, el retrato, el bodegón, el paisaje, el reportaje, el desnudo, la fotografía macro, y otros subgéneros como pueden ser el reportaje social o  el paisaje urbano

Es un proceso más del aprendizaje y un descubrimiento interior que vas madurando con el tiempo.

Kirkjufells, Islandia © Alberto Honing

A diferencia con los géneros clásicos de la pintura, en la fotografía puedes tener varios géneros al mismo tiempo. Puedes hacer reportaje y retrato, como hizo Richard Avedon  en el Oeste americano, o hacer una fotografía de desnudo y paisaje con una fuerte carga onírica como son algunas de las fotografías de Ciuco Gutierrez  en su serie Un lugar donde vivir, aunque sus fotografías también son bodegones.

La obra de Cándida Höfer  pudiéramos interpretarla mal si decimos que son fotografías de arquitectura, nada más lejos, sus museos, salones, bibliotecas, son paisajes interiores que muestran sencillamente la ausencia. ¿Y por qué no, retratos de espacios?

Y cuántos fotógrafos expedicionarios, fotógrafos que su único fin era recabar información con fines científicos o militares, como Timothy O´Sullivan, crearon escuela del paisaje.

Ingjaldshólskirkja, Islandia © Alberto Honing

Luego está la fotografía de viaje. Con el surgimiento del turismo en 1850, ahora el paisaje es el recuerdo del viaje, la postal, el álbum de souvenirs. Paisajes idílicos convierten en suculento negocio los circuitos comerciales de turistas.

Se podría hacer toda una Historia de Arte a partir de los diferentes conceptos del paisaje.

Svörtuloft, Islandia © Alberto Honing

Podríamos decir que la fotografía embebe el género del paisaje de la pintura. No sólo porque adopte sus códigos visuales  sino porque curiosamente el paisaje vino a ser el último género clásico de la pintura, un género tardío, y la fotografía, por su capacidad técnica, que obligaba a tomas de larga exposición, con objetos inmóviles durante largas horas, reunía todas las condiciones para adoptar el género del paisaje como su hijo predilecto. 

Hasta ahora el paisaje había sido en la pintura el fondo de la escena principal, el lugar donde se desarrolla la narración, una escena sagrada, historias bíblicas, un hecho histórico, escenas costumbristas, personajes mitológicos, etc.. y fueron los holandeses los que por primera vez crean paisajes como género, un homenaje a su florecimiento económico, con paisajes de ciudades, puertos, canales y amplios cielos abiertos con un marcado horizonte.

Hverarönd, Islandia © Alberto Honing

La fotografía más antigua que se conoce fechada en 1826 es propiamente un paisaje visto desde una ventana. Se trata de uno de los llamados puntos de vistaPoint de vue du Gras de Nicéphore Niépce.

Pero las relaciones entre la pintura y la fotografía discurrieron por un camino de gran cooperación e influencia mutua, convirtiéndose la fotografía en una herramienta de gran importancia para el propio desarrollo de la pintura.  John Brett  afirmó que «la fotografía es una servidora inapreciable para la pintura y una maestra también inapreciable para el artista»

Gracias a la invención de  la cámara oscura,  se logran hacer reproducciones de la naturaleza y hacer un estudio de su perspectiva. En el siglo XIX la fotografía permitía hacer estudios de anatomía y estudios del movimiento. A la muerte del pintor Camille Corot  se encontraron en su estudio más de 300 fotografías, hoy perdidas.

Ring road, Islandia © Alberto Honing

Una definición de paisaje en un sentido puro sería una porción de la Naturaleza que invita al disfrute y reflexión por medio de su contemplación. El apacible descanso en un tiempo detenido que nos recuerda a la Arcadia griega,  idílica. Los versos de un buen poema con intervalos para la meditación.

Pero también hay paisajes inquietantes, crueles, con cielos dramáticos, paisajes industriales, urbanos, donde la belleza ya no es la Naturaleza sino la naturaleza hollada por el ser humano.

 

Aunque el infierno de Dante  sea infierno, si fuese fotografiado, no dejaría de ser un paisaje.

Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
ché la diritta via era smarrita.
Ahí quanto a dir qual era è cosa dura
esta selva selvaggia e aspra e forte
che nel pensier rinova la paura!

Divina Commedia, Dante Alighieri



Paisaje-Panoramico-de-Islandia

Fotografia panorámica de un glaciar de Islandia. © Alberto Honing

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