Cuando tengo la ocasión de viajar, suelo comprar postales en mi lugar de destino. La razón es obvia, siempre gustan a la familia y dan testimonio de tí.
Suelo elegir una puesta de sol o un lugar pintoresco y colorido. Generalmente, nos gusta ver en imágenes la belleza de la realidad, es algo natural.
¿Quién no encuentra irresistible una puesta de sol?
Elegir una postal es un buen ejercicio, ayuda a tomar decisiones, qué lugares visitar, costumbres, trajes típicos, cuales son los puntos de vista más fotografiados de un monumento o localización. De un vistazo, te llevas bastante información.
No obstante, siempre mi guía de viaje es la Lonely Planet.
Lograr que una imagen tenga buen aspecto es uno de los propósitos de cualquier fotógrafo y es cuando viendo postales, te das cuenta de que existe una globalización por el gusto de la belleza, una belleza comercial.
Para mí la belleza está en todos los sitios y baste tratar de un modo refinado temas en principio desechados como puede ser la pobreza, los desastres, los conflictos e incluso la muerte. La propia crucifixión de Jesús nos ha sido representada a lo largo de toda la historia del arte. Crear una imagen bella a partir de un objeto no necesariamente atractivo, es el gran reto del fotógrafo.
En la cultura occidental siempre se ha buscado la perfección, la armonía, las proporciones, el orden, la simetría, la unidad. Gran legado de los griegos.
Enmanuel Kant en su Crítica del juicio consideró la belleza como un valor positivo. Leonardo da Vinci, sentó las bases de la proporción aurea o proporción divina en El hombre de Vitruvio, donde demuestra que el hombre replica proporciones habituales en la naturaleza.
En la cultura oriental, la belleza no tiene que ser necesariamente perfecta, un concepto esencial de la cultura japonesa es el wabi-sabi.
¿Qué valores nos aporta el wabi-sabi?
Representa exactamente lo opuesto al ideal de belleza occidental. Es un término indefinible y algunos críticos japoneses opinan que necesita mantener sus cualidades misteriosas y elusivas.
De su estudio etimológico wabi proviene del verbo wabu que significa lanquidecer, desdicha, pobreza, amargura; sabi resulta del verbo sabu que significa hacerse viejo, soledad, proximidad de la muerte, el anhelo de lo vivido. Y no en sentido peyorativo sino buscando su virtud.
El wabi-sabi es un termino antirracional, no busca lo espectacular, lo duradero o lo majestuoso, trata de lo efímero, de la evanescencia, lo sútil, lo oculto, un concepto de belleza que reside en la modestia, lo imperfecto, lo rústico, incluso decadente. Intenta alterar la conciencia. Las imágenes wabi-sabi son una estética existencial con cierto sabor agridulce. No trata de flores maravillosas, paisajes inmaculados ni estados de eclosión y exuberancia de la naturaleza.
El fotógrafo Irving Penn, famoso por sus retratos para Vogue, realizó entre 1967 y 1973 una seríe de fotografías de flores siguiendo un particular sentido de la belleza sin estar “atado al convencionalismo de que las flores se deben fotografiar en el momento de máxima perfección …. Probablemente perciba mi preferencia por las flores que ya no se encuentran en su momento de perfección, cuando comienzan a marchitarse y a aproximarse de nuevo a la tierra”.
¿Acaso no es justo cuando el sol toca el horizonte y se acerca el anochecer el momento del día más hermoso?
Susan Sontag en Sobre la fotografía escribía “fábricas sombrías y avenidas atestadas de vallas publicitarias adquieren la misma belleza ante el ojo de la cámara que iglesias y bucólicos paisajes”.
Vistas de ruinas en estado de abandono, desmoronadas por el paso del tiempo son atractivas, siempre que no haya cierto caos o no hayan sido destruidas por actos vandálicos.
Texturas oxidadas, paredes desconchadas, madera carcomida, en general, ciertos tipos de decrepitud imprimen carácter a nuestras fotos siempre que esa sensación de imperfección no insulte a la naturalidad.
Tanizaki en “El elogio de la sombra” decía: “contrariamente a los occidentales que se esfuerzan por eliminar radicalmente todo lo que sea suciedad, los extremo-orientales la conservan valiosamente y tal cual, para convertirla en ingrediente de lo bello”.
;-)